Tomates soberanos

Esta revolución que nos envuelve pero que aún no acaba de eclosionar, tiene un rasgo en común con todas las revoluciones auténticas: está empezando por la tierra misma.  Hemos pasado en unas pocas generaciones de cultivar nuestra comida a consumir productos alimentarios que nos llegan a la mesa después de recorrer medio planeta envueltos en capas de plástico.

Frente a unos medios que presentan el colmo de la felicidad reducido a un consumo infinito, y por lo tanto inhumano, la postura que cada vez más gente adopta es una postura crítica a la industria agroalimentaria.

Si somos lo que comemos…. Al final seremos especulación? Qué tipo de alimentos queremos asimilar en nuestro organismo?

Hablemos de tomates

Los tomates del supermercado «normales», que tienen genes de pez!. Supuestamente, para resistir mejor a las heladas. …Pero ¿a qué va a saber un tomate si lo único que motiva una modificación es el tono pantone de su piel?.

Una vez que un urbanita prueba un tomate verdadero, (orgánico o no), pero no tratado por los grandes mayoristas, le entran ganas de prohibir que los supermercados utilicen la misma palabra para vender esos engendros. Quizá se vuelva a comprar ese producto rojo, pero jamás alcanzará el estatus de «tomate».

Gracias Ester Vivas por descubrirnos desde hace tiempo verdades como puños.

El sistema agroalimentario está enfermo

Una buena señal de cambio es la fuerza creciente de las reivindicaciones de soberanía alimentaria, para acabar la dependencia de remotas explotaciones, como la que sucedió ayer en Valencia, en la mismísima plaza 15M.

Gracias, per l’horta

 

 

Deja un comentario